4 de diciembre de 2012

¿Cómo me informaré en 10 años? Twitter + iPad

Por Albert Sáez
Periodista, es director adjunto de El Periódico de Catalunya

La historia de los medios de comunicación está repleta de profecías incumplidas y de éxitos imprevistos. Hace apenas una década, Nicholas Negroponte esbozó el mundo digital sin decir ni una palabra de las tabletas electrónicas como iPad. No es fácil decir cómo nos informaremos. La primera cuestión a resolver es si querremos seguir informándonos. En la historia de la humanidad, los períodos sin necesidad de recibir y transmitir información libre y veraz son mayoritarios. No está escrito que en los próximos años esto pueda cambiar. De hecho, el mundo que dio pie al periodismo de masas vive una profunda crisis con una democracia representativa desprestigiada, una economía de mercado que ya no asegura ni el crecimiento ni el bienestar y con una cultura que ha perdido la escritura como su principal razón de ser. Pudiera pasar que el mundo posterior a la Modernidad no tuviera la información como uno de sus pilares.

En todo caso, si la información continúa siendo necesaria la manera de recibirla y de transmitirla va a cambiar sustancialmente, está cambiando sustancialmente. Los periodistas y, sobretodo, los medios informativos han perdido el monopolio de la difusión masiva de noticias. Perder el monopolio puede ser el primer paso hacia la desaparición pero también un estímulo para la refundación. El público ya no confía ni confiará únicamente en los periodistas para informarse, confía en quien le explique lo que le interesa en cada momento. Algunos, incluso, solo quieren saber aquello que les reafirma en sus propias convicciones. Twitter es la principal expresión de esta tendencia y el modo de consumir información en el futuro tendrá mucho que ver con el tipo de interacción que se produce en el timeline de esta red social. La información será el resultado de una conversación global en la que participarán los protagonistas de las noticias, los periodistas que las siguen, los expertos que las analizan y el público que las consume.

La segunda dinámica de futuro se organiza en torno a las llamadas tabletas electrónicas, la más popular de las cuales es iPad. Se trata de ordenadores ligeros o teléfonos sofisticados que permiten producir, emitir o consumir textos, contenidos audiovisuales, audio, vídeo, fotografías, bajándolos o colgándolos en la red de redes. Estos artilugios permiten la circulación ininterrumpida de información a la vez que permiten a cualquier ciudadano ser narrador de las noticias que protagoniza o a las que tiene acceso como testigo. Nuevamente, información menos controlada, para lo bueno y para lo malo. Por un lado, se puede producir un proceso de emancipación de la información respecto al poder político y económico. Por el otro, la propaganda se puede infiltrar en los nuevos formatos como lo ha hecho en los tradicionales.

En todo caso, la información tiene el reto de adaptarse a los nuevos hábitos del público.

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