28 de marzo de 2012

La dictadura que viene

Por J. A. González Casanova

Decía el mes pasado que la crisis económica actual tiene una finalidad política: que la mafia del capitalismo financiero internacional recupere plenamente el poder político que tenía antes de 1936 para poder competir con los países emergentes, India y Brasil, pero, en especial, la nueva China capitalista. Decía que en España se cumplía ya esta finalidad casi a la perfección, pues contaba con el partido apolítico y populista que se necesita para arrinconar la democracia y sustituirla por una dictadura sostenida en una masa desinformada y atemorizada. Este partido, tras ganar las elecciones de los ayuntamientos más importantes y de la inmensa mayoría de las comunidades autónomas, ganó las generales el 20 de noviembre pasado, aniversario de la muerte y de la resurrección del general Franco. Para mayor inri, esta fecha tan simbólica la decidió el presidente del Gobierno socialista .


Para el capitalismo financiero es una joya un partido como este: conservador; neoliberal en lo económico y, por tanto, dictatorial en lo político; que domina las técnicas de manipulación de los neocons americanos y los once principios de propaganda de Goebbels; que tiene como “sector duro” a la extrema derecha franquista, con su xenofobia, racismo y fundamentalismo reaccionario episcopal (vamos, una especie de cazalla party a la preibérica); que tiene una tradición de mesocracia urbana y burguesía rural en las que predomina, más que el espíritu productivo, el afán especulador, la picaresca ociosa y la apropiación indebida con la mejor sonrisa.


Las herencias recibidas por este partido son inmejorables: el gobierno Zapatero le ha desbrozado el camino del trabajo sucio de recortes y reformas regresivas. Ha heredado la importante convicción ciudadana de que nuestra democracia se ha evaporado por los dictados de los mercaderes y sus agentes políticos de la derecha europea. Incluso los indignados coinciden con el caudillo Franco cuando denuncian a los partidos políticos y dicen que no representan la voluntad popular. Tampoco creen en los parlamentarios ni en la política, igual que el dictador. Por eso el sudodicho partido se considera apolítico, muy popular y muy español. Y se frota las manos porque ya está consiguiendo (gracias al desconcierto, la confusión y el temor de la gente a más IVA, menos sanidad, menos educación, menos libertades, más censura, más pobreza, más deshaucios, etc.) lo que sin prisa y sin pausa ha ido provocando desde que su nuevo caudillo (tras Franco y Fraga) exigiera en 1996 “¡Márchese, señor González!”.


En estos tres lustros, en el Gobierno o en la oposición, el cazalla party ha ido colocando a sus peones en todas las instituciones del Estado, en especial en la judicatura, donde se ha enfrentado a los jueces anticorrupción y a los que protegían a las víctimas de crímenes de lesa humanidad. Ha ido trasladando empresas públicas a grupos privados de su influencia; ha logrado que prácticamente casi todos los órganos de opinión estén bajo su control (ya se llevará la crisis a los más libres, pobres y molestos).Una oportuna Ley del Suelo, no sólo permitió el gran negocio de la burbuja inmobiliaria, sino que convirtió las costas en un vergel económico que sufragó los gastos de tanto funcionario público que exigía su parte en el negocio, y al estallar, supuso el magnifico porcentaje de parados que el país necesita para que los empresarios leales puedan seleccionar una elite obrera agradecida y que diga amén a todo.


En fin, como ya logró la Thatcher, los sindicatos han perdido toda su capacidad de resistencia, la clase trabajadora no espera nada de ellos y una posible huelga general hace sonreír al mas franquista (por su talante galaico, su astucia, parsimonia y silencios ) de los dirigentes “conserva-duros”.


Cuando todo lo anterior esté “atado y bien atado”,el partido de marras intentará reformar la Constitución o mediante el dominio sobre el Tribunal Constitucional dictar normas que devuelvan al Gobierno central las competencias que le interese retener. La excusa será la crisis, el déficit, el control del gasto y “¡la unidad de España!” Cuenta con los gobiernos de casi todas las comunidades. Y Cataluña aceptará lo que sea pues gobierna un partido muy similar al tantas veces citado. ¿Y Euskadi? Se mantendrá el temor a una vuelta de ETA y en paz.


Realmente este partido es una joya para la oligarquía financiera mundial. Debería valorarla más.

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